Entre tanto aparece una difuminada sonrisa en su rostro, camina hasta ella sin intención ninguna, temblorosa de un abordaje inesperado no sabe que hacer...
Y sin pedir permiso ni saludar si quiera mete la mano por debajo de su falda hasta tropezarse con su entrepierna, a ella no le queda otro remedio que morderse los labios y ceder mientras que su amigo insaciable por producirle placer insistentemente se regocija con la sensación que le produce aquella carne húmeda y trémula a sus dedos, su desconocida amiga solo puede convulsionar y gemir ante el placer producido, es un éxtasis desesperado, un hormigueo general que recorre todo su cuerpo, su entrepierna inundado de aquel fluido viscoso le causa a su envestidor una gloriosa satisfacción...
Lo ha logrado, ella extasiada, con el corazón acelerado, cae tendida sin poder gesticular ni una palabra, él admira absorto en su mano el liquido que lo ha convertido en cazador furtivo del placer.
